Por Luis Alberto Guigui
Hace pocos días, hablando
con una buena amiga, conversamos acerca de los obispos y de la importancia que
ellos tenían en la vida de la Iglesia, así pasamos revista a varios, desde
Rosell y Arellano hasta Quezada Toruño, pero del que más hablamos no era guatemalteco,
sino brasileño, y creo que por respeto a su memoria trataré de exponer lo que
me generó. Él se llama Hélder Cámara. Yo francamente no lo conocía y mi amiga me
dice: “Mira te voy a mandar un correo y verás una de sus frases…”; dicho y
hecho; la frase que tenía no sólo eran palabras al aire, sino que era toda una
escuela de vida: ¿La gente se te hace
pesada? No te la cargues en tu espalda, llévatela a tu corazón. (Hélder
Cámara).
Dom
Cámara, como era conocido, fue Arzobispo de Olinda y Recife, una de las
comunidades más pobres de Brasil, fue en toda su dimensión ejemplo del Buen
Pastor, como deberían ser todos los obispos, no se dedicó a atender a unos
pocos, sino a los más pobres y desfavorecidos, no hizo alarde de su posición,
por el contrario nunca dejó desamparados a los necesitados de su comunidad, y
esa lucha lo que logró fue generar enemigos, no lo dejaban salir del país ya
que si lo hacía sencillamente no lo dejaban entrar nuevamente, y antes que nada
lo que él quería era servir; cierto es que esas luchas no fueron en vano y
nunca las libro solo, ya que tenía al que es la fuerza: Dios.
Considero
que él hizo vida la frase, que algunos tratamos de hacerla propia: “Cristo no
vale la pena, vale la vida”, su lucha fue incansable y hace reflexionar mucho,
y pienso en los pastores que Dios nos ha regalado, y vean que algunos han sido
muy grandes, pienso a su vez en los que serán nuestros pastores y en uno mismo,
que siente alguna clase de llamado, que bien nos hace el conocer a gente que ha
vivido el evangelio, que con sus actos nos deja claro como debe ser el
seguimiento de Cristo, un seguimiento firme, valiente, auténtico, un
seguimiento veraz, que no se quede en el pasado, ni se fatigue con el futuro,
un seguimiento del día a día.
Si
bien nunca ganó el Nobel de la paz, y bien que lo merecía, ganó el mejor de los
premios, el haber sido un pastor como lo quiso Jesús, que dejara todo y lo
siguiera, estoy más que seguro que él ya alcanzó la santidad, y creo que al
igual que Juan Pablo II, el recibió el premio del Cielo, ya que su vida no pasó
en la vida, ojalá nosotros fuésemos como él, valientes, descaradamente
católicos evangélicos, que toman la cruz
de cada día y siguen a Cristo.
Luego
de leer un poco a Don Cámara, a quien muy humildemente he tratado de presentar,
lo que le pido a Dios, es que no deje que me vaya de este mundo sin haber
trabajado como Él, mi amado, lo merece, que me dé su fuerza para nunca
avergonzarme de llamarme cristiano y que pueda, algún día ser el como el Buen Pastor
que no deja a sus ovejas.
Luis Alberto Guigui
E-140
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