martes, 17 de julio de 2012

Mi defensa de la felicidad


He de confesar que me gusta mucho leer, y he leído muchas cosas interesantes.  En esa búsqueda incesante de lectura, una buena amiga, me recomendó leer a José Luis Cortés, en su blog en la Prensa Digital.  Él, José Luis Cortés, es un caricaturista, ex sacerdote, que a través de sus caricaturas busca transmitir un mensaje evangélico.
Viendo y leyendo llegué a una caricatura que me dejó impresionado y me hizo pensar mucho, y vean que pienso mucho, en ella un par de hombres estan en una banca, en lo que parece un parque y están tomados de la mano, junto a ella había una leyenda que se leía: “No es Resurrección… Oponerse a que otros sean felices”.

Reconozco que para mí fue muy sorprendente, nunca me había detenido a pensar en ello; Dios quiere que seamos felices, que compartamos nuestras alegrías con los demás.  A ello le sumo que, habiendo terminado de leer “La Teología del Gusano” tenía mucho que reflexionar.  Estas dos lecturas me ayudaron a cambiar unos esquemas que había venido manejando.  Y es que, como hijos de nuestro tiempo, venimos con imágenes de un dios que se goza con más sacrificios y dolores de parte nuestra, que entre más sufriéramos más gloria le dábamos a dios, claro muchos santos lo hacía, como Catalina de Siena o Domingo Savio, pero en ambos casos ninguno es santo por sus dolores.

Al ser hijos de nuestro tiempo y de nuestra sociedad, nos damos cuenta que no somos capaces de compartir, aunque sea un poco, la felicidad de las personas.  Nos llena de envidia el ver felices a los otros, siendo, quizá, lo que nosotros quisiéramos ser o hacer.

Para colmo de males un día de estos, en un concurrido centro comercial, veo a una pareja de homosexuales tomados de la mano.  Claro el “gusano” (haciendo referencia al libro que ya había mencionado) saltó y me incomodó la situación, pero luego reflexioné: Si ellos son felices ¿Quién soy yo para impedírselo?  Si Dios los ama así ¿Quién soy yo para hacerles la guerra? Fue entonces cuando llegué a una conclusión: ¡Defenderé el derecho que todo ser humano tiene para ser feliz.

Estoy seguro que en nuestro corazón hay un deseo por ser felices, todos queremos alcanzarla felicidad, trabajamos por ella, nos sacrificamos por tenerla y, poco a poco nos damos cuenta que no la tenemos.  Porque la vemos como fin y no como medio.  En esa búsqueda desesperada muchas veces la dejamos escapar y se nos olvida disfrutar los pequeños logros de la vida, las sonrisas de los niños o la caricia de nuestras madres.  Pero allí está oculta en los pliegues de nuestra alma, siempre dispuesta a posarse en nosotros mismos.


Confieso que envidio a aquellos que no temen mostrarse como son, muchos quisiéramos hacerlo.  Buscar la felicidad es una necesidad, encontrarla en uno mismo es una gran virtud.  Hoy lo único que puedo desearte es que te puedas encontrar con ella, y que juntos puedan darse a los demás.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario