Uno de los conflictos
históricos en los que caímos y caemos, como creyentes, es la experiencia, o
mejor dicho, el diálogo entre la ciencia y la fe, entre la razón y la creencia,
entre lo que nuestra religión propone y lo que la ciencia ha propuesto.
A lo largo de la
historia, la respuesta que ha dado la Iglesia no ha sido la mejor, ya que
durante mucho tiempo, tomó literalmente el mensaje bíblico, trasladando a los
creyentes esa misma interpretación. Hoy
casi veinte siglos después la interpretación bíblica no es la misma, ya que en
el camino hemos hecho descubrimientos importantes, desde el ámbito científico y
filosófico, que nos han llevado a cambiar esta interpretación.
Recuerdo que en una
clase de sociología, el catedrático no hizo esta pregunta: “Si la ciencia ha
descubierto que el universo surgió a través del Big bang, propuesta por el
sacerdote Georges Lemaitre, por la cual una explosión generó el universo, y la
Iglesia propone que el universo fue creado por Dios, como lo comenta el Génesis
¿dónde quedan los dinosaurios?” Esta pregunta me hizo que reflexionara sobre
cuál es la respuesta esperada, en realidad la respuesta del catedrática me
sorprendió más: “No podemos hacer una mezcla entre lo que propone la fe y lo
que es propuesta por la ciencia”.
Pero hoy todavía hay
muchos que toman una explicación literal del relato del Génesis, dejando de
lado lo que nos propone la ciencia, que ha sido la pugna entre varios
científicos y creyentes. Esto me lleva a
preguntarme ¿Qué es lo que nos trata de expresar el relato de Génesis 1 y 2
hoy?
La respuesta puede
sonar muy sencilla para algunos, o por lo menos, para los que nos hemos
cuestionado nuestra fe. Dios crea el
cielo y la tierra, que era un caos, creó la luz, la oscuridad, creó el
firmamento y apartó las aguas, creó árboles frutales con sus frutos, creó
luceros, el sol y la luna, creo los animales de la tierra, las aves del cielo y
los peces del mar, coronando la creación con el hombre y la mujer,
bendiciéndolos y ordenándoles que se multiplicaran, que crecieran, que llenaran
la tierra. Esto es lo que, parafraseando
el texto, nos comenta Génesis uno, todo esto alrededor de siete días de
trabajo. Pero este relato es complementado,
por decir alguna palabra, por génesis dos, que propone la creación del hombre y
la mujer a partir del barro, dándole poder sobre el cielo y la tierra.
En ambos relatos la
imagen de Dios que se presenta es antropomórfica, es decir que se le da un
tinte humano a su presencia entre la humanidad.
Pero estos dos relatos presentan una serie de problemas a nivel
científico, preguntas que podrían ser muy burdas, pero que pueden hacer un
serio problema en los creyentes, por ejemplo ¿dónde quedaron los dinosaurios?
¿Es posible que el mundo haya sido creado en seis días? ¿Creó sólo Dios el
Edén, y dónde quedaron los demás sitios de la tierra? Estas preguntas pueden ser muy infantiles,
pero en el fondo presentan una gran cuestionante: ¿Cómo unificar los criterios
entre lo que me dice la fe y lo que me propone la ciencia?
Tanto el sacerdote
Georges Lemaitre, como Darwin, algunos años antes, en el cual el universo se
formó a partir de una gran explosión, y la humanidad como producto de la
evolución de las especies. Ellos al
igual que muchos otros, han probado contundentemente, desde la ciencia, que lo
propuesto por el Génesis no sucedió, tal como está escrito.
A título muy personal
podría entender ambas posturas, como propuestas, pero ¿cómo responderle a
alguien a quien esto sí es un problema, ya que siempre creyó la interpretación
literal de la Biblia? Más aún ¿Cómo responder a alguien que hace una serie de
argumentos, nada fundamentados, tratando de unificar los criterios científicos
y religiosos? Considero que los creyentes del nuevo milenio, debemos entender
que ambas son propuestas, una que responde el “COMO” que es la ciencia y otra
que es el “PARA QUE” de la fe.
Yo estoy convencido que
lo que detrás del relato del Génesis hay un gran mensaje: “Detrás de la
creación, está Dios, que la hizo posible” hoy hay muchos creyentes que aceptamos
la propuesta científica del big bang, o de la evolución de las especies, sin
que esto esté divorciado con la fe, que detrás de esa evolución o del big bang
está la mano de Dios que hizo posible que ello sucediera.
Estos relatos bíblicos,
nos dejan un mensaje claro, fue Dios quien nos creó, el escritor, inspirado por
la Ruah, lo deja claro, y hoy el mensaje sigue siendo el mismo, Dios nos sigue
acompañando y renovando la creación, ya que el mundo sigue creándose, y somos nosotros
los responsables de cuidarla y respetarla, haciendo presente las palabras del
Salmo 8 “Señor Dios nuestro ¡Qué admirable es tu nombre en toda la tierra!”
También es importante
hacer notar lo que el papa Juan Pablo II nos escribe en su encíclica Fides et
Ratio: “La fe y la razón (Fides et ratio) son como las dos alas
con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la
verdad.”[1]
Manin, con ésto me hiciste regresar al E145, cuando estuve investigando para "Dios y Mundo al Encuentro", de verdad que de ésto hay mucho qué hablar y qué sacar, mucho qué analizar y qué practicar.
ResponderEliminarEl relato de la Creación es uno de los relatos más bellos de la Biblia porque no es más que la satisfacción y el placer de Dios por crear al Ser Amado, no importa cómo haya sido redactado sino el mensaje que encierra, y éste es pues, la realización de Dios como Dios, pues Dios es Amor y al crear al hombre, mujer y toda la creación, valga la redundancia, es como decía la manera de hacer Acción ese amor, es AMAR.
Cómo vos decís la Ciencia es un ¿cómo? en constante DESCUBRIMIENTO de Dios, la Fe es un ¿Para qué? en constante ACERCAMIENTO con Dios.
Como decía el mentado Agustín, el doctor:
"Todo el que cree, piensa. Porque la fe, si lo que cree no se piensa, es nula"
Por lo tanto se apoyan una con la otra y aunque las investigaciones revelen cosas diferentes, cada vez más lejanas o más cercanas a la Verdad, aun así hay una gran Verdad detrás de todo ésto... DIOS es Amor y eso lo resume todo, y se hace vida en el Ser Amado (Su Creación).
Cabe mencionar que todo el relato bíblico lleva el mismo mensaje, desde el Antiguo hasta el Nuevo Testamento, dando en el NT a ese Amor un rostro de carne en la persona de Jesús, en esa nueva cara del Amor, en ese intento infalible de abrazar a su creación y darle vida eterna. ("Nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos")
Mis comentarios para vos manin, buenísimo Wiwi.