lunes, 12 de noviembre de 2012

Un ejemplo de FE


Hace pocos días el santo padre Benedicto XVI inauguró, en el marco del Sínodo de los Obispos y de las celebraciones del 50 aniversario del Concilio Vaticano II, el Año Santo de la Fe.  Un año en el cual los católicos de todo el mundo tendremos la oportunidad de evaluar y celebrar la fe que se nos ha transmitido.  En teoría me centraría en un breve comentario sobre la Porta Fidei, pero hoy el Espíritu Santo me ha dicho que reflexione con algo más palpable, un caso que ha conmovido a mucho, que incluso se ha escrito una canción.

Reconozco que si algo disfruto es ver la televisión española. El pasado uno de noviembre, día en que celebramos a todos los santos, vi una noticia que me entristeció: en una fiesta de Halloween cinco jóvenes fueron aplastados por razones que aún no se han esclarecido, hasta ese momento tres habían fallecido, dos se encontraban en el hospital, una de ellas era Belén Langdon.

Una amiga española, en su cuenta de twitter colocaba lo siguiente: “#TodosconBelén Un ángel se nos ha adelantado”  inmediatamente intentamos averiguar que pasaba, así el mundo se enteraba de la muerte de una chica de 17 años llamada Belén.  Pero ¿Quién era Belén? Es una muy buena pregunta, una joven como cualquier otra, que estaba en una fiesta, la sexta hija de un matrimonio católico, que había dicho que quería donar sus órganos.  Luego del accidente inmediatamente sus amigos hicieron una cadena de oración, la familia nos dio un gran ejemplo de confianza en Dios: “Ella ya está en sus manos, a nosotros nos queda esperar su voluntad” fue el mensaje, parafraseado, que dijo su hermano Borja.  Así falleció una joven, auxiliada por el amor y la fe de una familia que esperaba en Dios.

Muchas veces a lo largo de la vida podemos preguntarnos: ¿Será que Dios quiere que todo esto suceda? La respuesta es más que obvia: NO.  Me ha sorprendido la respuesta que se ha tenido acerca de este caso, pero más aún me ha sorprendido  la reacción de la familia, en esas dificultades se abandonan a Dios, como lo hiciera nuestra Madre María.  Y es que eso es la fe, una confianza absoluta en Dios, que siempre quiere lo mejor para nosotros, una certeza que, aunque no entendamos, Él nos ha prometido que está con nosotros.

En estos momentos de dificultad que vivimos, la fe es nuestra respuesta, esa fe que nos motiva a ir siempre adelante, porque nos sabemos acompañados por aquel que es Amor: DIOS.

Luis Alberto Guiguí
EPJ 140